El hallazgo

La recuperación del Ara Pacis, empezada en el siglo XVI, procedió entre hallazgos fortuitos y excavacciones pertinentes y se concluyó cuatro siglos después: en 1938.

Roma 1903. Scavo dell'Ara Pacis, recupero di una grande lastra a girali

La primera noticia del regreso del altar desde los cimentos del edificio de la vía Lucina (propriedad de Peretti y succesivamente de Fiano y de Almagiá) nos ha llegado gracias a un grabado de Agostino Veneziano realizado antes de 1536, que muestra un cisne con las alas extendidas y con un amplia porción del friso con voluta de acanto, señal evidente de que en aquella fecha ya se conocía el friso del Ara Pacis. La siguiente recuperación es de 1566, año en el que el cardenal Giovanni Ricci de Montepulciano compró 9 grandes bloques de mármol esculpido pertenecientes al altar.

De aquel momento, no se encuentran otras noticias del altar hasta 1859, cuando el Palacio Peretti, que había pasado por manos del duque de Fiano, requirió obras de consolidación  que sacaron a la luz la base del altar y los numerosos fragmentos del friso ornamentado. Solamente en 1903, tras el conocimiento del Ara por parte de Frierdrich Von Dhun, se solicitó al Ministro de la pública instrución para poder recomenzar  las excavacciones. Las labores de excavacción fueron posibles gracias a las generosas ofertas del nuevo proprietario, Edoardo Almagiá, quien además de autorizar la excavacción, ayudó generosamente a sufragar los gastos de las mismas y donó todos los hallazgos.

En julio de 1903, con las obras en marcha, se notó que las condiciones de trabajo eran extremadamente complejas y que a largo plazo podrían afectar la estabilidad del edificio. Cuando se llevaba explorada la mitad del monumento y se habían recuperado 53 fragmentos se decidió de interrumpir las excavacciones. En febrero de 1937, el Consejo de Ministros en vista del segundo mileno del nacimiento de Augusto, decretó la continuación de las excavacciones utilizando tecnologías vanguardistas.

Entre junio y septiembre de 1938 contémporaneamente a las excavacciones, se erigía el pabellón de Lungotevere destinado a alojar la reconstrucción del Ara Pacis.

El 23 de septiembre el día mismo de la clausura del año augusteo, Mussolini inauguró el monumento.